Mobilitá, el bicicletero que te permitirá olvidarte del candado
El uso de la bicicleta constituye un fenómeno que contribuye a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) propuestos por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que fueron aprobados en 2015 dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, indica el informe presentado por el Observatorio Vial Argentino. La idea es, como en el resto del mundo, marcar una hoja de ruta hacia el cumplimiento de metas que son importantes para el planeta, una de ellas, la movilidad y seguridad vial. Este fenómeno se vio acelerado a raíz de la pandemia en el país y en el mundo. Solo en la ciudad de Buenos Aires, según la Secretaría de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad, los viajes en bicicleta aumentaron un 27% en pandemia: de 320.000 por día pasaron a 405.000.
El parque de bicicletas de la Argentina ronda los 8,5 millones y en los primeros meses de la pandemia el stock de rodados prácticamente desapareció y explotó el promedio anual de ventas de bicicletas: un millón y medio. Además de la demanda de bicis, también se aceleró el desarrollo de una infraestructura para ir hacia un entorno sustentable y, de la mano de esto, la innovación.
Bicicletero conectado, hecho en la Argentina
Uno de los más recientes es el bicicletero Mobilitá, un desarrollo local para espacios que puedan aprovechar este estacionamiento inteligente. Son estaciones de bicicletas que permiten estacionarlas a través de una traba electrónica que se activa, a su vez, desde una aplicación. Funciona de manera muy similar a los sistemas de bicis urbanas como EcoBici en la ciudad de Buenos Aires: requieren un registro previo y un intercambio de un código QR para abrir la traba tanto para sacar una bici o guardar otra.
La diferencia con los sistemas conocidos es que las bicicletas que podrán hacer uso del estacionamiento son propias de los usuarios. “Es un proyecto en formación, el producto está desarrollado para dos públicos distintos. Por un lado, para el sector público: municipios, universidades públicas y entidades gubernamentales que pueden utilizar este producto para los espacios comunes, abiertos y por el otro lado, para el sector privado: universidades, shoppings, clubes recreativos que pueden ofrecer el servicio de colocar la bicicleta, monopatín o bicicleta eléctrica en un espacio que le brinde seguridad, conectividad y la posibilidad de generar interacción 4.0 con el equipamiento” dice a LA NACION Juan Fernando Torresi, CEO de Möbel Cittā.
Este servicio existe en Europa para el sector privado, indica Torresi, aunque en la Argentina se aplica solo para uso de las bicicletas públicas. “Tenemos actualmente el desarrollo del producto como parking para un lugar específico, público o privado, donde se puedan colocar las bicicletas de forma segura; y estamos desarrollando otra versión de la traba, más sencilla, para locales gastronómicos, estacionamientos, edificios residenciales o corporativos que quieran invertir en instalar el sistema con el mismo sistema de conectividad y sistema de software” agrega Marcelo César, CEO de Apexar Technologies.
Programa de promoción de las bicicletas eléctricas
Ambos directivos afirman que la motivación de este emprendimiento es, justamente, el crecimiento de la micromovilidad en la región y el entorno que apuesta a la vida sustentable. Recientemente, desde el Ministerio de Desarrollo Productivo se presentó el Programa de Promoción de Bicicletas Eléctricas con el objetivo de fomentar la producción nacional de este tipo de vehículos para que en el primer año se produzcan 15 mil unidades y llegar, en cuatro años, a las 50 mil unidades anuales.
Lo que viene a paliar este tipo de desarrollos como el del Bicicletero Mobilitá es justamente la opción de dejar el rodado en un lugar seguro ante el aumento de robos. Solo en la ciudad de Buenos Aires hubo un detenido cada 20 horas por este tipo de delitos, según fuentes oficiales. Otras opciones son asegurar la bici (con seguros de alrededor de 400 pesos) o recurrir a un estacionamiento convencional para no dejar el rodado en la calle, abonando una tarifa que es el 10% de lo que paga un auto.